La restauración de Notre Dame toma impulso tres años después de su incendio.
Exposiciones y una película recuerdan la grandeza de la catedral de París y lo cerca que estuvo de desaparecer entre las llamas mientras avanzan las obras de rehabilitación.
Incendio en la catedral de Notre Dame el 15 de abril de 2019.Foto: THIERRY MALLET (AP)
Los turistas vuelven a agolparse para hacerse el selfi de rigor ante Notre Dame.
Pero las puertas de la catedral de París, cuyos ocho siglos largos de historia casi desaparecieron devorados por las llamas del fatídico incendio que sufrió el 15 de abril de 2019, permanecen cerradas.
Los andamios, los refuerzos de madera bajo los arcos o los plásticos que cubren las ventanas de las que se retiraron las vidrieras para protegerlas o recomponerlas son aún heridas abiertas que recuerdan cada día lo cerca que se estuvo de perder, justo hace tres años, una de las joyas góticas de Europa y del mundo.
Hoy Notre Dame está salvada
Aunque lejos de sanada, puede afirmarse ya hoy que Notre Dame está salvada: su estructura por fin ya no corre peligro y los trabajos de reparación avanzan cada vez más rápido. Se ha anunciado el primer paso en la restauración de las bóvedas: el inicio de la extracción en cantera, cuidadosamente elegida tras un largo estudio que comenzó hace casi dos años, de piedras duras y compatibles con las piedras originales.
La restauración está sirviendo de paso para darle nuevo brillo al templo. Entre el andamiaje que sigue rodeando buena parte de la catedral resalta ya la brillantez de unos muros que durante años estuvieron oscurecidos por el paso del tiempo y la polución de la gran ciudad.
“El desempolvado y la limpieza del interior de las bóvedas, de los muros y del suelo (…) le han dado a la catedral su blancura original”, celebraba recientemente el organismo público, que cuenta para las obras con casi 844 millones de euros procedentes de donaciones internacionales de 150 países.